jueves, 1 de abril de 2010

Yo no Quiero ser Político (a) Parte II

Pero el problema es que los puestos de política remunerada, donde realmente “consigues” no son accesibles ni por oposición, ni por ser el mejor, ni si quiera por pena… son puestos que se heredan o bien por familiares, o bien por amigos, o por uno que conoce a otro que le coadyuda al Sr. XYZ.
O dicho de otro modo, que la cosa está tan bien montada, que si no has nacido en la familia adecuada o mejor te olvidas de la política de pago, porque claro, también está la política por amor al arte… pero para trabajar gratis siempre hay tiempo ¿no?
Y esto, que visto así parece tan digno de rebelión y de poner el grito en el cielo, es aceptado por toda la sociedad. Y nos creemos que tenemos el poder elegir a quién nos gobierna (y se queda con la mejor parte, por aquello de que reparte), cuando realmente estamos casi en las mismas que cuando la época de los reyes (que no ha pasado, por cierto), que era el poder divino quién los nombraba
Ahora es parecido, porque a los políticos que podemos elegir no los nombra Dios, pero no hay ni Dios que se pueda presentar sin pasar antes por tantas trabas y burocracias que hacen imposible que podamos cambiar las “estirpes” políticas

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